“La organización está hecha de gente”.

El chocolate de República del Cacao está impregnado de diversidad

 

Edison Torres, vendedor de República del Cacao, en el local del Centro Histórico.

 

La identidad de República del Cacao –que representa el trabajo y el bienestar de las comunidades involucradas en la cadena de elaboración de los productos que la marca ofrece– se refleja tanto en la atmósfera de sus tiendas como en la diversidad de nacionalidades de sus colaboradores.

 

Simón Pérez, gerente general de la unidad de negocio Business to Consumer (BtoC), enfatiza que esa diversidad se ha dado orgánicamente. “Queremos transmitir tanto la cultura como la identidad ecuatoriana y latinoamericana a través del chocolate. Lo demostramos no solo con el producto, sino mediante el equipo. Tenemos colaboradores de Ecuador, Colombia, Cuba y Venezuela. Como política, contratamos a la mejor persona para un puesto. No nos fijamos de dónde eres o cuál es tu género, sino en tu perfil profesional”.

 

Antes de ser parte de la República del Cacao, Edison Torres Varela ya era fan de sus chocolates y un día se aventuró a entrar al emblemático local que la marca tiene en el Centro Histórico de Quito. “Esta tienda es como una ventana para desconectarte de muchas cosas –cuenta–. Después de cruzar la puerta, no escuchas sonidos de autobuses ni de carros y la gente siente esa tranquilidad”.

 

Edison, de 35 años, se convirtió en cliente recurrente y en abril de 2021 se postuló para un trabajo como vendedor. En su natal Venezuela obtuvo una licenciatura en administración, con mención en comercio internacional, pero hace casi cinco años vino a Ecuador para mejorar sus oportunidades de empleo y vida. “La idea me estuvo rondando por un tiempo –cuenta–. Se empezaban a ver ciertas situaciones complicadas en Venezuela, como el hecho de tener que hacer fila por tres horas para comprar un pan”.

 

Edison también maneja la caja, organiza los productos, realiza el inventario y mantenimiento de la tienda, pero su especialidad es la interacción con quienes la visitan. “Pienso que mi fuerte es la disposición que tengo para que los clientes se sientan parte de la marca, para que le den ese valor que nosotros, como empleados, le damos; para que sepan que República del Cacao utiliza productos de alta calidad y que busca hacer crecer al Ecuador y representarlo a nivel mundial –dice–. Quiero que el cliente se enamore, como yo lo estoy, de esta empresa”.

 

Desempeñándose como vendedor de la compañía, Edison ha volcado lo aprendido durante sus estudios a un campo nuevo y se ha establecido en la capital ecuatoriana. “Uno va con muchas ilusiones a otro país, pero deja muchos lazos afectivos –dice a propósito de su viaje personal y profesional–. Primero hay que superar eso. Hay que pisar fuerte y firme y tener la mejor disposición para adaptarse”.

 

Eduardo González tiene 60 años y es otro colaborador de la empresa que dejó su tierra natal, Cuba, y echó raíces en Ecuador. La primera vez que sostuvo en sus manos un chocolate de República del Cacao, se dejó invadir por su aroma; aún vivía en La Habana y la barra había sido un regalo de su yerno ecuatoriano. “Nos encantó tanto –cuenta–, que conservamos la etiqueta que venía dentro de la caja como un recuerdo”.

 

Eduardo González, especialista en experiencia del cliente y formación de equipos de ventas.

 

En 2018, después de más de 20 años de trabajar en el sector turístico cubano, migró junto a su familia. “Mi hija se casó y con su esposo vinieron a vivir aquí. En Cuba, la situación económica es muy complicada. Mi otro hijo, también médico como ellos, había decidido salir de Cuba con su esposa. Ambos son especialistas en cuidados intensivos pediátricos –explica–. Mi esposa y yo siempre hemos pensado que la familia debe estar unida. Entonces, como hizo Hernán Cortés, decidimos quemar las naves e irnos”.

 

Eduardo trabaja en el área de experiencia del cliente de República del Cacao, así como en la formación y capacitación de sus equipos de venta. Al igual que como sucedió con Edison Torres, su incorporación a la empresa se dio por serendipia. “Viví en Ambato los seis primeros meses. Un día vine de visita a Quito y, qué casualidad, paseando por el Centro Histórico me encontré con la tienda de República del Cacao. Me di un atracón de chocolates”.

 

Una contribución que ha podido hacer Eduardo está en la forma de comunicar lo que se vende. “Tenemos una historia que mostrar, no que demostrar, porque es real. Lo que realiza República del Cacao con finqueros, emprendedores y con nuestra comunidad de chefs es un trabajo que está vigente. Hemos trabajado con el equipo de ventas para que comuniquen a los clientes que no somos solamente una empresa que vende chocolate, porque un chocolate lo puedes comprar incluso en el bus, sino también para contar cuál es la historia detrás y su importancia”.

 

Simón Pérez Donoso, gerente general de la unidad de negocios BtoC de República del Cacao.

 

Los diferentes perfiles, con las habilidades e historias personales que traen consigo, enriquecen la marca. “Cuando tienes establecidos los valores de la organización, buscas perfiles que se identifiquen naturalmente con la empresa, que la representen –dice Simón Pérez–. Al final del día, la organización está hecha de gente. Si contratas basándote en lo que quieres que la gente represente, vas a tener el equipo adecuado”.

 

Además de trabajar de forma estrecha con sus colaboradores refugiados y migrantes, República del Cacao también lo hace con comunidades locales. Sus proveedores, de lugares como Turucucho, en Cayambe, y Vinces, reciben capacitaciones constantemente.  “Uno de nuestros pilares es la comunidad.  Es de nuestro interés ayudarlos porque también nos ayudan; hay un intercambio justo –dice Simón–. Eso es lo que nos hace ser nosotros, es nuestra esencia”.